Se hacía tarde

domingo, 24 de agosto de 2008

4 confesión (es)  

Recostado sobre el pasto húmedo de la plaza cercana a su casa, Aoba sentía la suave y fresca brisa hibernal de mediados de Junio que arrastraba hacia él el sonido que producían las metálicas ruedas de un lejano tren al chocar contra los rieles del puente que unía su ciudad con la vecina, puente diseñado por Eiffel.
De pronto, un bocinazo de uno de los furgones escolares que pasan a esa hora por aquel pasaje le sacó de su estado de concentración. Miró la hora en su reloj de bolsillo y se encaminó a casa, se le estaba haciendo tarde y aún debía terminar de escribir el informe para la organización.
Una vez sentado en su escritorio intentó escribir, pero no logró que salieran ideas coherentes de su bolígrafo, al contrario, estaba muerto sobre la hoja en blanco que debía redacatar.
¿Qué ocurre? Se preguntó a sí mismo y encontró de inmediato la respuesta: su mente aún volaba evocando recuerdos de hace varios meses atrás, muchos meses atrás.
Ya no hay mucho por hacer, pero su corazón no deja de presionar, quiere volver, quiere rebosar alegría oscura otra vez...
Quiere ser querido, otra vez...