Sigfrid llegó junto a Alex con sus verdes ojos enrojecidos por contener el llanto y le ofreció de las galletas que intentaba comer.
- ¿Quieres? - le ofreció al pelirrojo.
- No... ¿Qué te pasa?
Sigfrid no se contuvo más, abrazó a Alex y comenzó a llorar en silencio. Alex lo abrazó para mostrarle su apoyo, aunque no supiera qué pasaba.
Al cabo de un momento se separaron y se sonrieron tímidamente. El muchacho de ojos verdes intentó comer otra galleta, pero apretó el envoltorio con las que quedaban en su mano.
- ¡Ni siquiera tengo hambre!
- ¿Qué pasa? - volvió a preguntar Alex y lo tomó por la cintura.
- Después te cuento... y no me tomes así o me van a retar...
Alex se alejó, con un leve sentimiento de culpabilidad, pero ¿quién lo iba a retar? ¿Por qué? Dejo pasar esto, por el momento.
Conversaron un instante y Sigfrid se marchó de nuevo; pero volverían a hablar y todo se aclararía...
Gracias por la confianza.