Soy el otoño, tu eres mi invierno

Por fin se abrió la ventana de las cuatro estaciones
y la luz encendida en la escalera deja ver las emociones en la calle;
por fin, luego de papeles e insomnios,
la alquimia en la batalla dio sus resultados en las piedras preciosas;
por fin, después de explicaciones innecesarias,
lágrimas derramadas en vano y de conversaciones hostigadas por la gente
se ha traducido la verdad;
por fin el licántropo adoptó la forma humana y se acercó al animago sin transformar,
disfrutaron de las trufas y se rieron con los flashes;
por fin dejé de lado las dudas y las mascaretas (tal vez de estas falte por dejar a un lado)
para buscar la mariposa de tu alma que destella en tus ojos.

Me mirabas, me hablabas (no mucho, pero lo hacías),
te reías de mi y nada me molestaba;
podías ver, lo puedo asegurar, a través de mi transparencia ocular
y descubrir que mi corazón o razón no estaban tranquilos;
jugaba y me dejaba jugar por ti y para ti
hasta ahora y hasta siempre.
Te dejabas psicopatear y descubrir en mis intentos, pero ¿no era y es demasiado lo que hago?
Sólo tú puedes responder ello y acabar de una vez con el 'beneficio de la duda',
o mejor dicho, 'beneficio de dudar' que más que ayudar atormenta.

Ahora, desde la nada se ha construido algo,
una escalera, fotografías, abrazos, viajes en bus, bromas y comidas;
se han edificado recuerdos y emociones, semejanzas y diferencias (que no por serlo son malas);
se han pavimentado carreteras entre ambos espíritus
y con ellas se puede hablar sin modular, y expresar sin hacer;
existen también parques de discusiones sin sentido ni daños,
que más que alejar nos acercan más.

Automne et hiver,
des chutes et des rechutes,
des changes et fermeté,
des différences et des similitudes,
tempéré et froid,
tuer et donner vie,
vivre seulement...

(Otoño e invierno,
caídas y recaídas,
cambios y firmeza,
diferencias y similitudes,
templado y frío,
matar y dar vida,
sólo vivir...).